El Super Mario ese del Nintendo

Dame esa..... esa.... dame...... dame esa amanita muscaria!!!!

(Mario, 12 de febrero de 1967)

Mario, también conocido como “Mario BROS.”, mientras que los juegos son conocidos por “El Mario” o “El Super Mario” (la cosa es ponerle el BROS. donde no venga), es uno de los personajes de videojuegos más populares del mundo (llegó a decir un día “soy más popular que Jesucristo”, y esto le llevo a estar un año entero en paro porque nadie quería contratarle, a parte de que le tiraban piedras al salir de su tubería, y en el mercado la gente no quería atenderle, y hasta hubo una vez, que yo no estaba -pero mi vecina dice que tiene una amiga que sí que estaba-, que en la farmacia pidió un antiinflamatorio y le dieron laxante y él se puso a gritar y..... bueno bueno la que se armó.....). A su creador, un tal Miyamoto, se le ocurrió que Mario sería un fontanero italiano que reside en Brooklyn, junto con su hermano Luigi, que suele frecuentar bares de moteros homosexuales. El primer trabajo que le dieron, muy relacionado con la fontanería, fue ir a rescatar a una tal Pauline –que había sido raptada por Donkey Kong- subiendo por vigas y escaleras y saltando barriles. Tras esto, la personalidad de Mario quedó algo trastornada, y él y su hermano (Luigi sólo quiere quedarse con el negocio familiar, por eso no le importa ir con él a los sitios más peligrosos… cuanto más mejor) se dedicaron a matar animales que salían de tuberías mediante la famosa técnica de “voy a saltar al techo, me abro la cabeza, y así el suelo de arriba temblará y el enemigo estará indefenso, caera bocaarriba y podré matarlo pegándole una patada”, vamos, de locos.

Mucho más tarde (bueno, tampoco mucho), la princesa Peach –también conocida como Bitch-, que tiene la capacidad de volar durante unos segundos, fue raptada por una tortuga-dragón, de nombre Bowser o Koopa, como te de la gana vamos. De esta forma empezaría la tradición de raptos más larga de la historia, junto con la de la princesa Zelda (que es más curiosa si cabe, pues Zelda tiene la trifuerza de la sabiduría, y aún siendo tan sabia y medio maga, es siempre raptada por la misma persona). Así que Mario se arma de valor y decide adentrarse en el reino champiñón para acabar con las viles…. tortugas!!! Así es, Mario procesa un profundo odio hacia las tortugas, setas (relación amor odio), gusanitos, ciempiés, peces, mariposas, niños, etc. Si bien podríamos creernos todas las historias que el mismísimo Mario explicó durante el juicio en el que era acusado de graves delitos contra los animales y la religión católica, lo más lógico sería atender al ingrediente principal de todas sus aventuras: la amanita muscaria. Así es, señoritas, este fontanero italiano newyorkino tomaba monguis antes de cada aventura (cosa que no hacía Luigi, él simplemente hacía como que veía lo mismo que su hermano... seguirle el rollo y llevarle a altos acantilados, ese era su plan), y así es como se adentra en ese mundo de 2D (Dios mío, un mundo 2D, eso son realmente pensamientos de psicópatas sin control!!!), que en parte era encantador, pero en el que las tortugas se lanzaban –eso decía él- a matarle, las setas andaban y ponían muy mala cara y las plantas carnívoras salían de las tuberías dispuestas a matarlo. Es evidente que en su declaración se descubre toda una serie de errores relacionados con las proporciones: Mario es tan grande como una tortuga, a la vez como una seta, es la mitad de ancho que una tubería, más bajito que una planta carnívora, y su cuerpo entero viene a ser del tamaño de una moneda… vamos, trastornado del todo. Por otra parte, a qué viene eso de ir cogiendo moneditas? Es importante para salvar a la princesa? Le dan poderes ocultos? Piden entrada para pasar al castillo? Hay allí una gran fiesta?

De cualquier forma, Mario no estaba solo, y no porque sus amigos le ayudasen, pues los únicos son su hermano, una seta repelente que sólo sabe decir “la princesa está en otro castillo… bibidibabidibú” y corretear sin control, y la propia princesa raptada; lo que de verdad le era de ayuda eran los “objetos” que usaba en su largo viaje. Por un lado estaban las setas, que a parte de mantener viva su alucinación le hacían crecer el doble (juer, y ya es decir); con una flor era capaz de tirar fuego; con una bayeta era capaz de volar; con unos disfraces se convertía en alguien del que sentirías vergüenza ajena (como el de rana con retraso mental); por último, con la estrella (la ciencia lleva años estudiando qué es esa estrella, de dónde viene y si es en realidad sólo una metáfora de un concepto que el ser humano aún no puede llegar a entender) se volvía completamente loco, brillaba en todo su esplendor, e iba masacrando a cualquier animal a su paso.

Aún no sabemos por qué conocemos que Mario es un fontanero. Quién nos lo ha dicho? Lleva mono y se mete por tuberías, pero acaso eso son realmente tuberías? Son del tamaño de una mesa de ping pong, por el amor de Dios. Realmente Mario se volvió pequeñito y por eso los animales y las tuberías eran tan grandes? Porque el castillo seguía siendo a tamaño natural... o era un castillo pequeñito, como el de una pecera? Así que quizás Bowser no era más que una pequeña tortuga con pinchos, a la que una persona que ha sido empequeñecida vería como un monstruo gigantesco. Además, qué es eso de llamar a esas tierras Reino Champiñón? Pero quién eligió ese nombre tan ridículo y a la vez tan atractivo para ciertas personas?

Conforme avanzaban los años el número de aliados aumentaba (no me extraña, con un Mario puestísimo de setas, gritándole a la gente “he encontrado el tan-famoso-como-la-Atlántida Reino Champiñón, vamos allí a ponernos como el culo” –así fue, por cierto, como nació el Mario Party), y entre ellos apareció un simpático animalillo: un Tiranosaurio Rex, Yoshi. Bueno, tiene zapatos enormes, es verde y tan bajito como Mario, y además a veces puede parecer un dragón y……. vale, no sé si es un T.Rex. Resulta que nuestro bienamado fontanero se encontró un huevo de esta especie y decidió montarlo –mal penesados- y pegarle puñetazos en la cabeza para que se comiera a otros animales inocentes con su laaaaaarga lengua –mal penesados. De esta forma, Yoshi no sólo sufrió de acidez estomacal y gastroenteritis aguda, sino que además, las múltiples contusiones craneales le dejaron en un estado de neurosis extrema, en la que lo único que hacía era decir su nombre una y otra vez.

Junto con los aliados, otros enemigos se apuntaron al carro (porque se dieron cuenta que Mario iba a ser una gran licencia y se iban a forrar si permanecían a su lado), y si ya teníamos a Donkey Kong y Bowser, aparecerían nuevos como Wario y Waluigi (si es que son de originales estos de Nintendo...). Estos hermanos antagonistas (de los originales, no entre sí, que si no se formaría un metaantagonismo que no sabría ni dónde tengo la boca) eran básicamente una versión maleducada, guarra, motera, proxeneta, camella, malévola y más heterosexual que los hermanos Mario y Luigi.

Como toda buena saga que se precie (oh, he dicho eso? Qué cosas tengo en la cabeza), Mario decidió montar un gran imperio en torno a su nombre. Así, nuestro fontanero italiano decidió hacerse médico (ginecólogo, para ser más específicos) de clínica privada, montar en karts violentos, montar en karts violentos de nuevo, montar en otros karts violentos por parejas, jugar al tenis, jugar al golf, jugar al fútbol, jugar al baloncesto, darse de guantazos con sus “amigos”, hacer macro-fiestas anuales (de las que ya hemos hablado), pintar, ir a islas paradisíacas, comandar pequeñas réplicas en miniatura de sí mismo por escenarios donde el 98% de las veces muere alguien, ser zapatero y hacer ganchillo. Qué será lo próximo? De momento se sabe que está en el espacio buscando estrellas como loco, así que no queda mucho para que volvamos a ver uno de sus “viajes”, tranquilos todos.


Otro día os hablare de otro de los juegos de Nintendo basado completamente en una experiencia lisérgica: Animal Crossing.